Centro Terapéutico

Inés Felipe ya está en Tokio.

Inés Felipe: Representante de España en los juegos paralímpicos de Tokio y celebrity oliventina. Entre sesión y sesión de psicología deportiva, decidimos tomarnos un café en el embarcadero de Villareal y ver qué tal se nos da eso de entrevistar. 

B: ¿Quién es Inés Felipe?

I: ¿Tengo que contar yo quién es Inés Felipe? Pues no sé… 

B: ¿Qué le dirías a la gente que aún no te conoce?

I: A ver… Bueno, siempre me he considerado una chica tímida. Siempre me ha gustado estar al margen. Es más, eso de que ahora se me conozca tanto no te creas que lo llevo muy bien… Me gusta estar a mi bola. Me considero buena persona, y muy amiga de mis amigos, aunque suene a tópico.

B: ¿Y a nivel profesional?

I: A nivel profesional soy muy perseverante. Si me propongo un objetivo, lucho todo lo que pueda por conseguirlo. Y si no lo consigo, al menos sé que he luchado y me he llevado la experiencia. 

B: ¿Cómo empezó tu relación con el deporte?

I: Por casualidad. Haciendo un curso de páginas web, hice una amiga. No nos conocíamos desde hacía mucho, pero en ese tiempo teníamos tan buena relación que era como si la conociera de toda la vida. Un día, paseando por el Puente Real en Badajoz, vimos a unos piragüistas y le comenté: “¡Mira qué chulo! Me gustaría probarlo.” Y ella me dijo: “¿Sí? ¿Te gustaría?” Y yo le respondí que sí, pero que no sabía si iba a poder, porque yo pensaba que había que hacer algo con los pies. Y dijo que teníamos que mirar si había otras embarcaciones que yo pudiera coger, y que había un club y tal. Yo le dije que ya llamaría, y ella me insistió en que no lo dejara pasar. Día tras día, eh. “¿Has llamado? ¿Has preguntado?” Hasta que le dije que sí, que había llamado, que podía hacerlo, y que me iba a autorregalar un curso de piragüismo. Imagínate. Mi intención era ir, hacer el curso o dar un paseo, y ya está. Quitarme la espinita.

B: ¡Pues vaya con la espinita! 

I: La espinita estaba ya clavada y no había manera de quitarla. Todo fue paso a paso, y como aquel que dice, me he dejado llevar. Llegué al club, y enseguida me sentí muy arropada por mis compañeros. Me pusieron todas las facilidades que pudieron. Desde el momento en el que lo probé, me encantó. La sensación es… Creo que a día de hoy todavía no sé expresarlo. Eso es para probarlo y que cada uno lo viva. Para mí, es sobre todo la libertad de moverme como todo el mundo, sin depender de las muletas o de la silla de ruedas. El hacer cada entrenamiento, lograr los objetivos que me he ido poniendo… Creo que todo eso me ha traído hasta este momento. 

B: Hace… ¿cinco años, puede ser?

I: En el 2016. Cinco años, sí. 

B: ¿Cómo es vivir del deporte en tu caso? Mujer, paralímpica, en la España rural y un deporte minoritario.

I: Bueno, es… difícil. A día de hoy tengo ayudas en Extremadura, a nivel autonómico no me puedo quejar, pero a nivel nacional y demás el deporte con discapacidad no está igualado al convencional. Los premios están estipulados, pero el valor es muy distinto. En deporte convencional, a lo mejor desde un puesto 15 tienes ya consideración de deportista de alto nivel, ayudas y tal, pero las personas con discapacidad, como no tengamos medallas o estemos al menos entre los cinco o seis primeros, no tenemos beneficios. 

B: Imagino que a nivel de visibilidad, patrocinios…

I: Exactamente. Unas Olimpiadas no tienen la misma visibilidad que unas Paralimpiadas, ni los mismos patrocinadores. No es igual. Cuesta mucho conseguir patrocinios. Creo que se está haciendo mucho trabajo en ese sentido, y se van consiguiendo cosas, aunque sea muy despacio. Por ejemplo, el hecho de que sólo una persona consiguiera ir a los juegos en 2016 en paracanoe, y ahora vayamos cinco, creo que lleva mucho trabajo por parte de la Federación, pero todavía queda mucho. En el deporte en general queda mucho, porque más allá de la discapacidad, hay mucha diferencia en la visibilidad y el patrocinio de las jugadoras o los equipos femeninos. Pero bueno, creo que no vamos por mal camino. Iberdrola, por ejemplo, sólo patrocina al equipo femenino de piragüismo. Habrá quien lo vea un poco restrictivo, porque “¿No queréis igualdad, y ahora sólo os patrocinan a vosotras?”, pero yo creo que por algo habrá que empezar para poder llegar a la igualdad real. 

B: Exactamente. Los hombres no se quejaban cuando sólo los patrocinaban a ellos. 

I: Si yo hasta puedo entender a los hombres que dicen eso, pero también entiendo nuestra parte. A lo mejor sólo nos patrocinan a nosotras, pero… no sé cómo explicarlo bien… 

B: Cuando partimos de una situación de desigualdad, dar lo mismo a todas las partes sigue perpetuando el problema. 

I: Exactamente. Subimos un escalón, pero sigue habiendo desigualdad, porque seguimos teniendo un escalón de diferencia. 

B: Entiendo que revertir esa situación pasa por darle más a quien menos tiene, hasta que seamos realmente iguales. 

I: Eso es. Por eso la postura de Iberdrola me parece importante. 

B: Algo bueno hacen con nuestra pasta, pero ese es otro tema. Volviendo a la entrevista: ¿Crees que aún hay prejuicios hacia las personas con discapacidad?

I: Creo que ahí también se ha ido avanzando poco a poco, aunque todavía hay ciertos prejuicios. Antiguamente una persona con discapacidad era vista como una discapacitada, que ya no iba a servir nunca para nada.

B: Fíjate qué importante ese matiz: antes eras discapacitada, o peor, “minusválida”, y ahora por fin se habla de personas con discapacidad

I: Sí, a nivel social se nota, aunque todavía hay diferencias. A la hora de buscar empleo, por ejemplo, hay ciertas facilidades, pero igualdad, igualdad, como si no tuviera discapacidad, no. Ahí, por ejemplo, creo que queda mucho.

B: Ahora que hablas del empleo me surge una duda, y confieso que no conozco las estadísticas sobre el tema, pero ahí va: muchas veces veo ofertas que piden expresamente personas con discapacidad. Me pregunto cuántas personas con discapacidad acceden a puestos que no estén bonificados o formen parte de una cuota. 

I: Pocas. A lo mejor consigues el empleo porque a ese empresario le conviene, le sale rentable, porque le dan dinero y tal, pero si no fuera por eso, nada. Es uno de los ámbitos donde más grande me parece esa brecha entre las personas con y sin discapacidad. 

B: El empleo, ya ves, casi nada… ¿Qué discapacidad tienes?

I: Artrogriposis múltiples congénitas. Me afecta a los miembros inferiores, de caderas para abajo. Yo nací completamente doblada: me daban los pies en los hombros. Después de muchas operaciones, creo que nueve, doy gracias a todo lo que puedo hacer a día de hoy, y ya ni te cuento todo lo que estoy sintiendo con el deporte. Y creo que es importante que en mi casa siempre me trataron como una más. Si me caía, me caía, y me tenía que levantar como mismo hacían mis hermanos. Nunca me tuvieron entre algodones, y eso ha sido súper importante para mí, para ser a día de hoy quien soy. Aún así, sé que me queda mucho por aprender, porque el deporte no es sólo deporte: el hecho de tener que coger el coche e irme a la otra punta de España, eso yo no lo veía… Cuando me saqué el carné, iba a Badajoz y… y… O coger un avión. Yo en la vida había cogido un avión. Pues llegué ahí, y cogí el avión como cualquier otra persona. Con mis adaptaciones, evidentemente, pero lo hice y perfectamente. El caso es no ponerse los límites antes de tiempo. Prueba, y si no puedes, prueba de otra manera. Y ya está. 

B: Genial, ¿no? 

I: ¡Ya te digo! A día de hoy, muchas cosas las he conseguido por el deporte. A lo mejor no se me hubiera ocurrido coger un avión yo sola, o coger el coche e irme a Huesca, y todo ha sido porque la situación me ha obligado. No “obligado”, sino… 

B: ¿Animado?

I: Eso es. Reconozco que en muchas cosas no soy “echá pá’lante”, pero en otras sí. ¿Que se pincha una rueda? ¿Que a lo mejor no hay quien me ayude con las maletas? Pues ya veré. No voy a dejar de hacer cosas por estar pensando en eso. Mi hermana y mi madre suelen angustiarse mucho por eso, pero yo tan tranquila. Si tengo que echar gasolina, lo pido en la gasolinera. Si se me pincha una rueda, llamo a la grúa.

B: Y yo, que tengo las piernas sanas y ni idea de cambiar ruedas…

I: ¡Claro! Si es que yo soy como cualquier otra persona. En cierto modo, creo que para eso me ha servido mucho que me trataran como a una más en casa. Eso de que si me caía me tenía que levantar…

B: ¿Cómo ves el futuro del deporte paralímpico?

I: No sé si alguna vez va a estar igualado al convencional, pero sí creo que va a avanzar muchísimo y cada vez habrá más gente con discapacidad que se anime a hacer deporte. En ese sentido tenemos una ventaja enorme. Yo empecé a hacer deporte a los treinta años. Ningún deportista convencional de alto nivel empieza su carrera a esa edad. Es importante que las personas con discapacidad tengamos referentes y nos animemos a hacer cosas, porque el resultado puede sorprendernos. Nunca, nunca en mi vida me pude imaginar compitiendo en unas paralimpiadas. Y aquí estoy. Creo que las federaciones también están haciendo mucho trabajo, y en un futuro habrá muchos más deportistas. O al menos tengo la esperanza de que sí. 

B: Yo también. El hecho de que se haya ganado visibilidad en ese terreno sólo puede ser positivo. 

I: Exactamente. 

B: Bueno, última pregunta: planes de futuro a nivel personal. 

I: A día de hoy, mi intención es llegar a las olimpiadas de París, pero también intento imaginar un futuro laboral y personal no fuera del todo de la piragua, pero sí de la alta competición. Me gustaría dedicarme a lo que me apasiona, que es el mantenimiento de ordenadores y el diseño de páginas web. Si no puede ser, intentaré conseguir una plaza de auxiliar administrativo en cualquier administración. Y seguir siendo independiente, pero emancipada, ya en mi propia casa. Y viajar. Quiero seguir cogiendo el coche para arriba y para abajo, y viajar mucho. 

B: Muchísimas gracias por tu tiempo, Inés. ¿Ha sido muy terrible?

I: ¡Para nada!

Puedes ver el debut de Inés en Tokio mañana 2 de septiembre a las 4:05 am.

Merece la pena madrugar. 

 

Spread the love